Buscar este blog

Lamento notificar que he naufragado en las inhóspitas inmensidades de mi subconsciente.
Tendré que redescubrir El Fuego...y reinventar La Rueda

POETAS

Somos los forjadores de nueva trascendencia
somos los generadores de nuevas realidades
somos los malabaristas en la cuerda floja
tratando de preservar el equilibrio de la vida
somos pues; en tres palabras:
FORJADORES DE CONSCIENCIAS

martes, 7 de septiembre de 2010

Perdón

El perdón no beneficia al perdonado, si no al que perdona, pues limpia su alma del lastre representado por recelos, resentimientos, odios y deseos de venganza que envenenan las almas.
En ese sentido, necesitar la petición de la otra persona para perdonar es una condición altamente errónea, ¿qué hay de los difuntos?, ¿qué hay de los ausentes?.
Los difuntos ya no pueden pedirnos perdón porque no están y lo más probable es que a los ausentes no los volvamos a ver.
No puedo hablar por los demás así que hablo por mí, a mí nadie nunca me pidió perdón por las marramuncias que me hicieran, y si hubiera tenido que esperar dicha petición para perdonar, mi alma ya estaría muerta por envenenamiento, yo sería nada más que un cuerpo vacío, sin nada adentro. Y esto es así porque la Naturaleza no acepta el vacío, y donde falta el perdón sobran los resentimientos, los recelos, los deseos de venganza, odios, rabias, ira y cuanto agente tóxico pueda corroer el alma y envenenar el espíritu.
Finalizo recordando que perdonar no significa olvidar si no poder recordar sin resentimientos.
Por eso, aunque la otra persona nunca se entere ni te pida perdón, tú perdona, te sentirás más livianito.
                                                

No hay comentarios:

Publicar un comentario